2016/08/09

(me lo) Paro

Estan de huelga los taxistas.
Ayayay.
Se toman las orillas de las calles con una táctica de tortuguismo para que el gobierno les de 70 millones de colones a cada uno por la entrega de sus placas de permiso de circulación.

Ah! yo al gobierno también le pido 140 mil dólares para estar un rato tranquila en mi casa. Y con suficiente seguridad por el tiempo necesario para investigar y perseguir otro tipo de trabajo, algo que beneficie mi condición física, ya después de los cuarenta el estar todo el día sentado al volante me ha elevado todos los colesteroles y me esta causando hemorroides.

Es tremenda buena oferta que hacen, no despejaría el caos vial, pero demostraría una voluntad tanto en taxistas como en burócratas para colaborar hacia el cambio.

El taxista consagrado no solo es como una aplicación gps humana, sabe donde esta todo el sazón de los lugares. Donde esta la mejor comida, donde se paran las más bonitas y las más baratas, las rutas alternas de los peatones y ciclistas, la frecuencia de los trenes, los buses y precios de hospitales y hoteles.

El burócrata, por otro lado, no tiene idea porque su carrera profesional solo lo ha llevado y solo lo llevará a ciertos lugares, donde puede parquear el carro. Por lo que no entiende la importancia ni la potencial de ciertas esquinas, lotes, chinamos, cruces, que ignorados se tornan ideales para esconder evidencias incriminantes y lavar muchos dineros.

Johnny Araya es quizás el único político del país calificado para ser también taxista.
Su San José adoquinado es testamento al préstamo de anonímidad, lo pasajero, la inestabilidad.
San José es un hueco, al parecer vacío, a donde se van a incenerar todos los pactos que hemos hecho con el diablo.

No Ana Lucía, ni pandereta ni satánica.
Caribeña.




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