2016/10/08

artéria pavimentada

El valor de una mujer lo estableces su madre.
Su padre la va a querer siempre como la mujercita que parecida a su madre no lo va a juzgar con los mismos parámetros y lo ve como un ser completo, lo ama con un corazón sin parcialidad. Las relaciones padre-hija, madre-hijo tienen representación griega en teatro, folklor, leyes.

Las relaciones madre-hija en cambio pueden ser tan viles que la forma de justificarlas son siempre con madrastras y brujas que todo se puede explicar comos celos territoriales y narcisistas. En una madrastra bien se justifica el rechazo por la hija que es la representación genética de la progenitora.

Hay mucho cuento en que una heroina sufre a manos de una madrastra. No hay cuento que una hija sufra por el rechazo de su propia madre porque ese cuento es pesadilla colectiva de sociedad tan tabú que cuando ocurre, no queremos y no podemos creerle.

Cuando la hija es legítima y no goza del amor pleno de la mamá, ella no puede si quiera sufrirlo. El sufrir ese rechazo significa criticar a la madre, serle ingrata, y siendo ingrata justificar que se le haya negado el amor.

La ingratitud permuta todo. Para una mujer sin apoyo de su madre esta bien dificil sentirse valiosa, armarse de un peso ante la pareja y la sociedad. Esa hija esta siempre tratando de complacer, de caer bien, de no incomodar. Ella anda así en todas sus relaciones, en su trabajo, con miedo de que cada fibra de su existencia de algún modo le ofende a otro por lo que será rechazada.

No nos casamos, nos dura cada vez menos los trabajos. Si bien hay algunas que lo superan, a ellas se les hace ejemplo a seguir, que de no lograrlo, fallamos además como seres humanos.

Cada mamá que no quiere a su hija tendrá sus motivos propios. Hay mamás que sintieron que sus propias madres las sobre valoraron y que en un giro para rectificarlo ellas se decidieron limitar el amor que le demostrarían a las hijas suyas. El limitar amor es poder, poder de egoismo. El poder es narcótico.

Yo soy una hija que no entiende el amor de su madre y me afecta en todo. Me afecta en como me perciben otras mujeres. Al nombrar la falta de cariño como realidad posible, y el no poderlo superar, ellas forman rechazo hacia mi, me llaman mentirosa.

Pero ahora la tierra es madre de todas. Y los hombres estan casi por destruirla. Si no nos queremos, se detendrá los movimientos y los momentos. Hemos tenido tantas vidas juntas antes, tendremos muchas en el futuro, para ser padre-hijo, para ser madre-nuero, prima y primo, tío-vecino, perro-gato. La vida que tenemos ahora, es esta. Querámonos. Yo te quiero mamá.

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