lo voy a decir, sacarlo afuera, hay muchas razones por las que odio tu carro. si el tuyo.
uno: es incómodo. te hace pensar que tienes que ir a lados lejos de aquí. por alguna razón aquí no hay lo que buscas, aquí no hay lo que quieres, aquí esta fuera de tu control, aquí no quieres estar.
me han dicho que soy yo, la incómoda. me han dicho que soy más incómoda que dormir con trompo en el bolsillo. me lo han dicho por escrito y nunca sabré si el que lo escribió lo conozco o es un troll.
no importa, me lo merezco. porque si por algo si soy odiosa e insoportable, es con el conductor de un carro. no te tengo paciencia, no te vuelvo a ver, no me interesas, en absoluto. porqué tengo que considerar tu seguridad, tus sentimientos? eres chofer. tu única función como tal es asegurarte de no chocar.
yo soy el peatón, parecido en palabra a peón, en un ajedrez que creen jugar estrategas, bancos, soldados, marcianos, kardashian. soy el tablero, soy el faso y la copa que acompaña, soy la puerta, la ventana al mundo exterior. donde se puede acabar mañana la gasolina y andaré tan libre como anduve ayer.
camino por un mundo que no es sintético, no es holograma, no es simulacro de otro mundo. tiene montañas, seres vivos, cadáveres en descomposición, nombres, herramientas, consejos, marchamos.
es que si el carro es símbolo de tu estatus, los zapatos son el mío.
sin zapatos no hay moda.
sin carros hay más moda.
no tengo gran fetiche propio con los cachos, pero entiendo a mis hermanas, la obsesión con las suyas. yo tengo tres pares: chancletas color jem, unos sling-back rosado oscuro con tacón decorado en mimbre, y unos bototos cortos, de cierre zipper doc marten negros.
los zapatos son siervos de mis piernas. me llevan más rápido, más alta y más puta madre a donde tengo que ir. mis piernas son groseramente lindas y cuando las ando me ponen caliente y rápido el corazón, deslavando ansiedades de mi estómago, rencores de mi hígado, decepción de mis riñones. caminando se abre mi vista y mi visión, los colores y olores me parecen más brillantes, deliciosos o repugnantes. caminando todos me ven, enterita, sola, derechita y saludable.
cuando te abrochas el cinturón te vistes de automóvil.
y es siempre el mismo modelo, cuadrado o redondeado, con asientos y velocidades, con pedales y señales de aviso. y ahí vas, sentado con un volante entre las manos, pensando cuantas cuotas te faltan para pagar por el carro, donde lo puedes estacionar cuando llegues, cuanto te duró el último tanque de llenado, de donde salió esa mancha o ese olor extraño, donde dejaste el teléfono que suena, qué pereza contestar esa llamada... para qué? para sentirte muy moderno? te ves como un abuelo con diabétes, te ves como otro igual a ti que se corta el pelo de la misma manera, te ves como una histérica o una sometida, como una persona que solo aprecia la vida através de pantallas, parabrisas, en filas.
shia lebuf lo sabe, transformers no existe, no es posible, es fantasía de niños.
lebuf, shia, lo demuestra, metiéndose casi desnudo en jaula con la mini-SIA.
la opción es tuya, david hasselhoff con la necia de KIT, o david hasselhoff en shortcito rojo...
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