Querida Coca-Cola
Te trato como mujer, porque necesitas escucharme como mujer.
Tu nombre "Mujer" es terrible para tu marca, porque a la coca-cola le importa un cerote tu condición de hija, de pareja, de tía, de teta, de vientre, de vagina, de magia.
No eres una bebida de fantasía, eres una acosadora, abusadora, que ensucia todo y hace burla de hombres honestos.
Eres una fórmula a base de canela, vainilla y caramelo de caña.
Entregas cafeína, cuyo único truco, combinación química necesaria para aclarar cabezas y calmar nervios, es trasmitir y mantener perpetua adicción al azucar.
Azúcar, dulce que debilita dientes, que inventa en exceso a enfermedades diabéticas, de deficiencias en atenciones, justificando inyecciones diarias con agujas y secretos de patentes médicas...
Sos peor que la cocaína.
Y lo sabés.
Y mataste a mi padrastro, cabrona de mierda!
Marca mundial en engaños y decepciones, propiedad publicitaria, promovedora de profesiones cortas: maquinistas, conductores, diseñadores y mil abogados. Combinada con la putona de tu hermana, la plástica, la botella desechable, no valés ni un escupo mío.
De tus finanzas y tus éxitos, no quiero saber nada, menos de tus conquistas sexuales. Porque te veo ahí sola, leyendo esto sobre tu teléfono, con tu mueca perpetua de indiferencia, complacencia y compostura. Veo a tus jóvenes publicistas, sin antecedentes, ni experiencia, ni cultura basada en otra cosa que ver la televisión diseñando campañas que tiñen de racismo y misogenio a la misma Navidad.
Y si desgraciada, eres todos los accionistas en tu empresa. Enriquecida pero pobre. Y en el Country todos ya saben que bebes ron sin combinación, hasta sin hielo y que manejás ebria. Anduviste con Mel y votaste por Trump.
Miserable experta en imperios.
De mis labios a los tuyos, Agua es Vida.
#mniwichoni
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